Charla Ana Freixas
Detalles del evento
Detalles del evento
EMPODERAMIENTO DE LAS PERSONAS MAYORES Y SU PARTICIPACION EN LA COMUNIDAD.
COMUNIDAD DE CUIDADOS/ZAINTZA KOMUNITATEA
Ponente: Ana Freixas. Doctora en Psicología y Profesora Universitaria. Escritora feminista. entre otros títulos destacan “Yo Vieja” y “Tan Frescas”
Lumbier 24 enero 2025. Asisten: 95 personas. 60 mujeres y 35 hombres
INTRODUCCIÓN
Se inicia la charla enumerando algunos de los retos a los que las personas mayores se enfrentan en la sociedad actual.
- Vivimos en una sociedad “edadista. El edadismo es la discriminación por motivos relacionados con la edad, conjunto de prejuicios o estereotipos que presuponen que todas las personas de una determinada edad piensan y se comportan de igual manera o tienen las mismas necesidades o intereses.
El edadismo surge cuando se utiliza la edad para categorizar o dividir a las personas por atributos que ocasionan daño, desventaja o injusticia y menoscaban la solidaridad intergeneracional.
A veces son las propias personas mayores quienes acaban interiorizando y aceptando discursos negativos relacionados con su edad y actúan asumiéndolos, perjudicándose a sí mismos o renunciando a oportunidades de crecimiento personal, de autocuidado o de participación social.
- La vejez es una parte más del ciclo vital, como lo es la adolescencia o la niñez, pero cargada de estereotipos negativos, que en muchas ocasiones van acompañados de una mirada infantilizada y poco respetuosa hacia la capacidad, la libertad, las necesidades y los deseos sobre cómo afrontar y vivir este periodo de la vida.
Nuestra generación de personas mayores afronta el logro de vivir más tiempo y por tanto es importante poder dar un nuevo significado a esta nueva vida, un sentido a este periodo de la vida que queda libre de obligaciones laborales.
- Un problema añadido es que no hay muchos estudios o investigaciones sobre este tema que nos ayude a desmontar y a romper los faltos mitos, prejuicios o estereotipos que se repiten una y otra vez, por lo que la sociedad no avanza al ritmo que desearíamos, y sigue perpetuando falsos mitos sobre las necesidades y el tipo de afrontamiento mas adecuado para este periodo. Necesitamos exigir a la sociedad que cambie su mirada hacia los viejos/as para transformar el pensamiento negro que se tiene sobre la vejez y que tiene que ver con sentir que todos somos personas iguales, débiles y poco capaces.
¿QUÉ PODEMOS HACER, CÓMO LUCHAR CONTRA EL EDADISMO?
Puede ser de ayuda hacernos preguntas cómo:
- ¿Qué vieja/o quiero ser?
- ¿Cómo quiero envejecer?
- Ser conscientes de cómo nos miramos y qué nos decimos a nosotros mismos, para no aceptar inconscientemente ideas y estereotipos que imperan en la sociedad.
Es una realidad que cuanto mayores somos también somos más diferentes, ya que las experiencias únicas vividas nos van diferenciando a unos de otros, no hay un ser humano igual a otro y en la vejez es donde se alcanza un mayor nivel de diferenciación. Por todo ello, no puede ser que las instituciones, u otros recursos de cuidado no tengan en cuenta la diversidad y las necesidades especificas de cada persona.
Es importante reivindicar un cuidado centrado en la persona para poder vivir de acuerdo a nuestros deseos y necesidades.
Podemos trabajar para desmontar las creencias erróneas que imperan sobre las personas mayores como la idea de que todas son:
- Analfabetas emocionales
- Mujeres todas iguales…. feas, envejecen peor que los hombres, etc.
- Cuentan batallitas todo el tiempo, son muy pesadas, etc.
Todo esto está muy interiorizado y aceptado en la sociedad y son ideas difíciles de erradicar, por lo que somos nosotros quienes tenemos que estar atentos a este tipo de expresiones o conductas que empobrecen nuestra vida o a manipulaciones que contengan estas ideas negativas que nos denigran como personas.
CARACTERISTICAS ESPECIFICAS ASOCIADAS A LAS MUJERES
Tienen que ver con el rol desempeñado y que las sitúa en una situación de mayor vulnerabilidad o fortaleza en algunos aspectos de la vida.
Debilidades, puntos débiles:
- Las mujeres han regalado su tiempo a los demás: Tienen y han tenido un rol de cuidado muy potente. Ese tiempo regalado es un beneficio enorme a la sociedad, pero se han cargado con muchas tareas de cuidado en la familia y en la sociedad. No ha habido un equilibrio en sus vidas en este aspecto. Dan todo el tiempo y no reciben en proporción, lo que produce un estrés añadido. Están muchos años de sus vidas atendiendo las necesidades de los otros y por tanto dejando sus deseos e intereses en un segundo lugar. Además, esta dedicación al cuidado mantenida en el tiempo empeora su salud mental e incrementa los niveles de ansiedad y estrés, por ello son grandes consumidoras de ansiolíticos y otros fármacos.
- Dependencia económica: Las mujeres tienen, todavía hoy en día, aunque se esta avanzando poco a poco, jubilaciones más bajas que las de los hombres por diversas razones que tienen que ver con el rol de cuidadoras: algunas han priorizado el cuidado frente al mundo laboral, otras han reducido sus jornadas para poder llegar a todas sus tareas y muchas han realizado trabajos mas precarios y peor remunerados.
Por ello las mujeres son más pobres. Así que ser mujer, vieja y pobre es un grado más de vulnerabilidad.
- Las mujeres tienen peor salud debido a que soportan una mayor carga familiar y doméstica, sufren más estrés emocional en los cuidados, tienen parejas poco participativas, peor calidad de sueño y más dolor. Sufren un malestar por el rol que se les ha asignado de entrega y cuidado sin contrapartida y por tanto están más medicadas.
Tienen peor salud percibida, pero viven más años en peores condiciones. A pesar de todo se esfuerzan en cuidarse y mantenerse sanas, cuidan su alimentación, intercambian información, procuran hacer ejercicio, es decir
Fortalezas, puntos fuertes:
- Las mujeres viven más años gracias a que tienen redes que han ido tejiendo en el tiempo. Mantienen redes de intimidad seguras compuestas por otras mujeres (amigas, compañeras, vecinas….) que son un soporte, un colchón. Comparten sus vidas, se acompañan desde el afecto y la amistad, se relacionan a nivel emocional y comparten tiempo y risas unas con otras. Y cuando vienen tiempos difíciles se apoyan mutuamente.
- Participan más en la comunidad, asisten a clubs de lectura a charlas, y proyectos comunitarios con mayor frecuencia que los hombres.
- Son más flexibles, tolerantes, abiertas y diversas y practican la socialización inversa, es decir, aprenden de la gente más joven, no les cuesta relacionarse y preguntar. Esto las enriquece y les ayuda a ser otro tipo de viejas…
- Son grandes consumidoras de cultura. Acuden en mayor número al cine, teatro, bibliotecas, leen más, se mantienen activas.
- La menopausia las hace más libres. En este momento se quitan el velo de la feminidad, no se callan, opinan y se hacen menos amables.
- Se ríen entre ellas, se lo pasan bien. Saben que sus redes les van a dar la seguridad que necesitan, conocen la fortaleza y libertad de sus redes y eso les añade bienestar.
Es vital conocer las debilidades y fortalezas, para saber que limita o no nuestra vida.
Los puntos débiles, muchas veces no los vemos, y es bueno aprender a detectarlos para tratar de ajustarlos. No debemos permitir un mal trato ni minimizar o normalizar lo que no está bien o no es normal.
También es vital conocer nuestras fortalezas ya que son palancas que generan cambio y por lo tanto son fuente de avance y de bienestar.
RESPECTO A LOS CUIDADOS
Lo que llama la atención es que de los 0 a los 20 años el cuidado está perfectamente marcado y estructurado a nivel social. Sin embargo en la vejez no hay estructuras sólidas que acompañen la diversidad y cubran las necesidades de este periodo de la vida con los recursos y flexibilidad que se necesitan.
Actualmente las familias son más reducidas, la sociedad es más individualista y cuidar de los ancianos es más complicado. Por ello es muy importante el autocuidado hasta el final, buscar la autonomía, buscar un buen trato, y pedir ayuda solo cuando la necesitemos.
A menudo los hijos e hijas dan cuidado sin pedirlo y con sus preocupaciones y miedos, muchas veces inconscientemente, pueden limitar nuestra vida en nombre del amor, y pueden llegar a anularnos. Por ello es vital hablar con ellos y expresar cómo queremos ser cuidados , lo que nos gusta o no y preguntarles también a ellos también si quieren o pueden entrar en el cuidado y en que medida, para poder organizar la estructura de ayuda más adecuada.
Tener en cuenta también que las personas que cuidan pueden posicionarse en una situación de poder. Vigilar la idea preconcebida de que los hijos “tienen que cuidarnos” porque les hemos dado todo… Todos somos interdependientes y aún siendo muy vulnerables los viejos/as podemos aportar aspectos inmateriales como amistad, afecto, compañía, etc.
Ojo cuando oigamos frases del tipo “es por tu bien”. Atentos a cualquier tipo de manipulación, cuidar es escuchar y respetar la libertad personal. Cuidar puede producir satisfacción y reconciliación, pero también un enorme cansancio y puede generar ira o enfado si no hay un equilibrio entre dar y recibir.
No dejar en manos de los demás, la gestión de los recursos propios que dan seguridad y autonomía (dinero, casa, etc..). Mientras podamos gestionarlos es mejor que estén en nuestra mano.
Es importante pedir a la sociedad que nos escuche activamente para que se de cuenta de la diversidad del mundo que habitamos las personas mayores. No somos sólo viejos, somos personas diversas con necesidades diferentes y con derecho a que se respeten nuestras libertades personales.
Es duro sentir que las capacidades van mermando y cuando llega el momento de pedir ayuda no resulta fácil. Cuesta reconocer las propias limitaciones, es un proceso personal que necesita tiempo y que muchas veces negamos o retrasamos. Puede ser útil acercarnos a este momento con cierto grado de humildad.
No olvidemos que las personas que cuidan merecen todo nuestro respeto, a menudo la enfermedad o la vejez nos vuelve irascibles y poco agradecidos, seamos conscientes que el trabajo de cuidado conlleva un vinculo personal de interdependencia y que mostrarnos amables y agradecidos por los “buenos” cuidados recibidos son una garantía de una buena práctica.
La realidad es que son las mujeres las que cuidan y ofrecen los servicios de cuidado. Han aprendido a cuidar sin que se lo pidan y también a cuidar a quien no necesita cuidado. En el rol femenino, el cuidado está muy integrado por razones educativas y culturales, es lo que se espera de las mujeres. Por ello algunas mujeres pueden sentirse más femeninas con el desempeño de este rol, sin ser conscientes que esto en muchas ocasiones las deja muy atadas y atrapadas en tareas que deberían compartirse entre todos/as.
Las mujeres han sido explotadas en las tareas de cuidado, es un trabajo mal pagado, no se le da el valor que tiene. El trabajo no valorado no aporta satisfacción ni recursos económicos suficientes. Cuando esto cambie, la pobreza femenina disminuirá y entonces posiblemente también los hombres se incorporarán… o eso esperamos.
No permitir conductas poco respetuosas solo por ser viejos/as, exigir ser escuchados y pedir expresar nuestras opiniones. Aprender a ser conscientes del trato que recibimos por parte de nuestro entorno. El objetivo es que nuestras opiniones y deseos sean tenidos en cuenta a la hora de tomar decisiones y elecciones que tengan que ver con nuestro cuidado y nuestra manera de vivir la vida.
Poner los limites que cada uno necesite para sentirse seguro/a y no dejar que limiten nuestra capacidad de decidir.
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Hora
24 de enero de 2025 19:00(GMT+01:00)
Ubicación
Centro cívico. Gizarte etxea
Plaza del Claustro, 2