Con la asistencia de 21 personas (9 mujeres y 12 hombres) vimos a un John Wayne, ya en el ocaso de su carrera pero todavía con la capacidad de «llenar la pantalla». Un western atípico, en la que el viejo Wayne intenta ayudar a un grupo de niños a madurar mientras intentan hacer un trabajo de hombres. Muy bonita de ver, aunque el final no ofrezca concesiones el buen final al uso.